jueves, 13 de septiembre de 2012

El Sabio de los Tres Caminos


Un largo viaje les espera a las personas que desean dirigirse a un pequeño, pero atractivo pueblo apartado de una ciudad, para llegar a él se tiene que pasar por una gran montaña rocosa, la buena noticia es que existe más de una forma que nos lleve hasta él, para ser exactos, son tres caminos para elegir.

Estos tres caminos tienen características particulares, dos de ellos son muy largos y tan angostos que solo una persona a la vez puede avanzar con facilidad, además de ser muy seguros, en cambio el camino restante es más amplio, mucho más corto pero muy inseguro, ya que ciertos criminales roban y asaltan a los viajeros, los golpean sin piedad y los dejan a su suerte.

Un día cualquiera, tres viajeros dispuestos a ir a la ciudad llegaron a la intersección de los caminos, se toparon con la sorpresa de encontrar a un hombre mal herido tendido en el suelo, como es de imaginar, debía ser víctima de los criminales del camino más corto. El primer viajero rápidamente tomó uno de los caminos más seguros y se fue sin decir más, el segundo viajero repitiendo constantemente que le gustaría ayudar pero que tenía mucha prisa, tomó el camino seguro faltante y se fue dejando al tercer viajero solo, que ya había ayudado a levantarse y tenía de un brazo al pobre herido, movió la cabeza con gestos de decepción y sabiendo muy bien lo que podía esperarle, no dudo en ningún momento y se dispuso a seguir por el camino más corto.

Era de noche y el viajero tenía que descansar no solo para tratar de curar las heridas del hombre, sino para intentar recuperar fuerzas e ir a un paso más rápido así no pondría en peligro a ninguno de los dos. Ya había prendido una fogata cuando oyó ruidos cada vez más cercanos entre los arbustos, de repente un fuerte golpe en la nuca lo dejó tumbado en el frío suelo de la montaña, con las fuerzas que reunió para levantarse, solo pudo observar unas cuatro o cinco figuras en la oscuridad, tres de ellas se le acercaban y dos estaban buscando entre sus cosas. No le dieron ni tiempo para defenderse, como sucios cobardes, estos tres hombres lo golpeaban sin descanso en el rostro, abdomen y piernas, su corazón acelerado y retumbando fue lo único que pudo oír el viajero antes de quedar inconsciente.

Con la fuerza de un candente rayo de sol, el viajero despertó, respiraba con dificultad, apenas sentía algo de todo su cuerpo molido, con la nobleza que lo caracterizaba solo logró reunir unas últimas fuerzas para verificar que el hombre herido, esté al menos como la última vez que lo vio. Y así fue, los criminales tuvieron al menos la dignidad de no hacerle más daño a un hombre herido e indefenso, este ya más consciente y lúcido, se puso de pie solo, con algo de dificultad. Ahora él y el viajero se apoyaban el uno al otro y siguieron caminando.

Por mucha suerte, la vida o azares del destino, no era muy distante el camino que les faltaba recorrer, llegaron en un par de horas. Al entrar a la ciudad a un par de cuadras, el viajero se encontró con los otros dos, les pidió dinero prestado para pagar servicios de un médico y posada, pero nuevamente dieron excusas y se alejaron. El pobre viajero ya no tenía fuerzas ni para indignarse de ellos, cayó desmayado en segundos.

Era una cálida y tranquila mañana en el pueblo, el viajero despierta y se sorprende al estar sobre una cama, sale de ella y del cuarto. Al toparse con el dueño de la posada le pregunta por el hombre que estaba con él, el dueño sonriente le dice que también fue atendido, pero que no necesito tanto reposo como él, como no tenían dinero el hombre ofreció pagar los servicios con su trabajo en la posada, el dueño admirado por su historia acepta y les ofrece todo sin pedir nada a cambio. El viajero estuvo inconsciente por toda una semana, durante ella el hombre que tanto ayudó lo cuidó, mientras también trabajaba en la posada como muestra de agradecimiento.

Viajero: Oiga señor…
Dueño de la posada: Dígame.
Viajero: Y ¿a dónde ha ido?
Dueño de la posada: Tranquilo, solo ha ido a por el desayuno.
Viajero: Me alegro, no estaría tranquilo si no le hubiese podido dar las gracias.
Dueño de la posada: (Sonriendo). Qué curioso, su amigo dijo algo parecido.



*Realmente en el mundo solo existen dos tipos de hombres: los buenos y los malos. Una sola acción no define toda una vida, ser prejuicioso es tan malo como actuar de tal forma, pero ver que se comete el mal o injusticia y no hacer nada, también es un acto de maldad, por omisión.

*También hay una gran diferencia, entre los hombres que harían cualquier cosa que se tenga que hacer y los que hacen lo correcto, los primeros harían cualquier cosa mientras seguramente los beneficie, en cambio los segundos, hacen lo correcto porque saben que eso es lo que se tiene que hacer.

*Muchos hacen lo que quieren, pero muy pocos queremos lo que se hace.

*Recordar que las buenas intenciones no bastan, si se quiere hacer algo bueno y correcto, solo se hace, porque de “buenas intenciones” está lleno el infierno.

*Gracias.






Aldo RF