Guardo todos tus detalles
en los rincones más soleados
y esquinas más radiantes
del escondrijo de mi alma.
Ahí están tus palabras,
besando mis oídos
en cada gota de memoria
que se aloja en mis recuerdos.
Están también tus caricias,
estrechando mi pecho
contra tu intenso y apasionado
corazón desbordante.
Están además tus besos,
resonando en cada porción de tiempo
a lo largo de mis días
recordándome este idilio.
Allí también custodio,
la imperecedera miscelánea
de emociones
que mi cuerpo y espíritu
sienten con tu vasta presencia.
Y estás también Tú,
invocada como ente fascinante
en los ocasos que nos vemos
e incluso en los crepúsculos
en los que te extraño.
Pero sobretodo está allí escondido,
todo el amor que te he dado,
y él que aún no se muestra,
se mantiene oculto y gigante
para renacer, la próxima vez
que mis ojos deleiten
sintiendo tu sonrisa
y mirada enternecedora
que tanto enciende mi corazón.
Para Amapola Negra.
Aldo Ríos Flores.