domingo, 20 de abril de 2014

El Otro Par

El Otro Par

Uno era un joven común, se levantaba antes de salir el sol, no desayunaba pero llegaba temprano a clases, pasaba parte de la mañana divagando, esperaba regresar a casa para comer y leía por las tardes, algunas veces se escapaba y se lanzaba de fondo dentro de una novela, tenía amigos y reía con ellos, nadie nunca lo vio llorar, le gustaba escuchar más que hablar, escondía sus secretos bajo una capa de seriedad y calma, muchos lo veían pero muy pocos lo conocían, y sobretodo pretendía estar bien todos y cada uno de los días de la semana. Se llamaba Adolfo, como dije, muy común. Ah sí, tenía otro par.

El otro par, hacía lo que quería, dormía todo el tiempo, hablaba hasta por los codos, no tenía secretos, era abierto y confiado, risueño y divertido, leía historietas y le encantaban las películas, tenía muy pocos amigos y no los veía todo el tiempo, era un tipo impulsivo, a veces demasiado pero actuaba y se emocionaba mucho más que el otro, algunas veces incluso se podía ver la lluvia en sus ojos.

Ciertamente opuestos, no se llevaban muy bien, lo que hacía Adolfo lo deshacía el otro par, lo que el primero contaba el otro lo desmentía, por cada acto de cobardía había otro de valentía, por cada acción premeditada habían dos impulsivas, por cada secreto guardado le seguían dos traiciones juntas, por cada mujer amada le seguía un corazón en pedazos.

Parecían no querer presentarse a lo amigos del otro, y eran raras las ocasiones en las que se encontraban en el mismo lugar. Una tarde salieron por su cuenta y no se dijeron absolutamente nada, ese día ocurrió un desastre en la ciudad, se necesitaba de la ayuda de una persona, vidas dependían de ello, por simples casualidades estaban ahí, los dos, comprendían la situación, y como si se tratase de un espejo, el uno era el reflejo del otro.

Quién lo diría que este par, trabajaría junto, en armonía, lado a lado, espalda con espalda, cubriéndose el uno al otro, apoyándose como hermanos, como un par de gotas de agua. Aprendieron algo ese día, juntos podían hacer cosas increíbles, muchas veces hasta extraordinarias. Sin embargo, esto no duró demasiado, pocas situaciones y excepcionalmente personas hacían que se mantuvieran juntos, la tregua había acabado.

Lo mejor de todo era que unidos, se hacían mucho más bien que el que pensaban que le hacían a la ciudad o a sus amigos, más que todo era verlos ser lo más cercano a felices que alcanzaba. Hay algo que no dije: estos no eran Adolfo y su otro par, eran la misma persona, era solo Adolfo. Me pregunto si algo o alguien los hará juntarse. Me pregunto si hay otro par como ellos…

Aldo RF
En honor a "El Otro Yo" de Mario Benedetti.