lunes, 25 de junio de 2012

Equivocado Corazón


A continuación una frase de las más gastadas, y para algunos de las más anticuadas que hay: “Escucha a tu corazón, pues él no se equivoca”.

¿Saben qué? El corazón para mí es el que más se equivoca, se equivocó ayer, se equivoca hoy y se equivocará mañana, se equivoca día, tarde y noche, y cuando no se equivoca, está pensando como equivocarse nuevamente.

No olvida el dolor pero aprende del amor, no olvida el sufrimiento pero otorga el perdón, los más fuertes y valientes son los más frágiles, los más golpeados y heridos son los más tercos y obstinados, no se rinden y siempre se levantan, saben que pasarán por todo de nuevo, cuando valga la pena, por los motivos correctos.

Y cuando no se equivocan, cuando consiguen finalmente un logro, se les queda grabado eternamente, plasmado con tinta de sangre como milagro ardiente.

Pero… ese equivocado corazón, es el más puro de todos los consejeros, cuando hagan lo que él dice, siéntanse orgullosos, pues aún con todos sus errores, es el más leal y noble compañero, si lo siguen tendrán el actuar más honesto y transparente.


Aldo RF

domingo, 10 de junio de 2012

Reborn

Sufrir lentamente no es vivir,
vivir para sufrir es morir
y morir no solo es dejar de existir.


¿Morir? Hay muchas formas de morir,
se muere aferrándose al pasado,
también rechazando el presente,
negándose los días de felicidad
y hasta aquellos de soledad.


¿Vivir? Se vive una sola vez,
demasiado corta para hacer de todo,
vida, muy finita para prometer eternidad,
tan hermosa como para no vivirse
y tan nuestra como tan ajena,
vida, sin compañía no es nada.


Sufrir con vida es vivir,
vivir para servir no es morir
y morir no solo es dejar de existir.


Si estás muerto en vida, muere,
si una parte de ti no funciona, mátala,
si quieres vivir realmente, renacerás,
si quieres renacer, entonces vivirás.


Prometo que si no vivo, moriré,
si no quiero morir, tendrán que matarme,
no teman es por mi bien, prometo regresar,
siempre encuentro la forma de hacerlo.


Morir, no es tan malo si vas a volver,
volver, siendo el mismo siempre,
siempre, ser cada día un poco mejor
y mejor morir, si vas a vivir.




Tuve que morir, para finalmente poder renacer.


Aldo Ríos Flores

jueves, 7 de junio de 2012

Apuesta de niños


En Italia, cerca de una hermosa iglesia llamada Monte de los Capuchinos vivían un par de niños de 7 años, ambos muy grandes amigos desde pequeños, Caterina y Giovanni, ya que sus padres que se dedicaban al ganado también lo fueron. Esas tierras les pertenecían a ambas familias y a una más, de la cual solo quedaba un único representante, Rocco, un solitario joven de 20 años, que había perdido a sus padres y a su amada novia en un trágico incendio años atrás.

Caterina y Giovanni aunque eran muy buenos amigos, solo jugaban juntos por las tardes, y eso debido a que cada uno tenía una singular costumbre en un momento del día, Caterina durante las mañanas y Giovanni por las noches. Comenzaba ya el invierno en Italia, y Giovanni planeando muchas formas nuevas de juegos y cosas por hacer, entabla una seria conversación con su amiga.

-Oye Caterina, ¿qué tanto haces por las mañanas, que cuando voy a tu casa preguntando por ti, me dicen que has salido? Además me dicen que no regresas hasta la tarde.

-Muy cierto, pero dime también entonces, ¿qué tanto haces en las noches, que cuando voy a buscarte me dicen que no regresas hasta después de las 10?

-¡Está bien, está bien! Te lo contaré pero si tú me dices antes, además yo te lo he preguntado primero.

-¡Eso no se vale! Bueno respetaré el orden por esta vez, ¡tramposo!

-Adelante te escucho (riendo).

-Voy a la Plaza San Marcos, subo a la cima de la Catedral y me acuesto en el cálido suelo de mármol mirando al cielo, mi cielo favorito, el de las tibias mañanas. Si te preguntas porqué hago eso, la razón es simple, me gusta ver el infinito horizonte y darle forma a las nubes tan blancas como la nieve.

-Espera, ¿en serio?

-Sí, ¿qué acaso tiene algo de malo?!

-No no, a eso no me refiero. ¿En serio vas a la Plaza San Marcos?

-Sí, ¿por qué?

-Porque cuando voy y pregunto por ti, a veces me paso toda la mañana buscándote por toda la ciudad, pero no voy a la Plaza porque pensé que no te gustaba, ya que cuando te pregunté una vez si me querías acompañar una noche allá, me dijiste que no sin dar razón.

-No me digas que tú vas a la Plaza por las noches…

-Bueno, entonces no te digo.

-¡Es un decir! No seas tramposo de nuevo, ¡es tu turno de contarme!

-Voy por las noches a la Plaza, también subo hasta la cima de la Catedral, me recuesto sobre el suelo, mucho más frío pero refrescante, y me pongo a ver el oscuro firmamento lleno de millares de estrellas, esperando para ser contadas y constelaciones nuevas por descubrirse, algunos días se aparece la belleza blanca de este cielo, esa que llamamos Luna.

-¿Cuentas las estrellas y descubres nuevas constelaciones? Tengo curiosidad dime cómo lo logras.

-Sé que suena algo tonto, porque no se puede terminar de contarlas. Y cómo no sé dar forma a las constelaciones existentes, yo creo las mías propias.

-Muy interesante, pero me quedo con mi cielo mañanero.

-Solo lo dices porque no sabes apreciar al cielo nocturno, ¡es mucho mejor!

-No quiero discutir contigo, mejor ¡apostemos!

-Trato hecho. ¿Qué apuestas?

-El otro tendrá que ver el cielo que no sabe apreciar todavía, por una semana, y luego de eso, con toda sinceridad tendrá que decir si le gustó o no. ¿Aceptas Giovanni?

-Está bien, pero el otro tendrá que acompañar al otro siempre. Así por fin podremos pasar todos los días juntos como siempre ha sido.

-No podría estar más de acuerdo con ello.

*
Y así fue como una inocente apuesta de niños, consolidó y fortaleció una amistad que duraría muchísimos años más, quizás hasta el cruel finito final del ciclo de la vida.

Pasó una semana completa, y ambos niños acordaron verse en la Plaza San Marcos una tarde. Ambos charlaron honestamente sobre la semana vivida, y aceptaron también que lo que vieron y sintieron a cada momento fue inimaginable, indiscutiblemente hermoso. Sin embargo, como nunca, y la verdad que nunca habían peleado, pero lo comenzaron a hacer, discutieron.

-Acéptalo Caterina, te gusta más el cielo en la noche, te enamoraste de la luna, ¡tú me lo dijiste!

-Pero acepta tú entonces, que te encanta más darle forma a las nubes, ¡qué a las mismas estrellas!

-¡Y tú! Me dijiste que sueñas con algún día llegar hasta la luna.

-¡Pero tú! Me dijiste que sueñas con volar sobre alguna nube.

-No tiene caso discutir contigo. ¡Eres terca!

-¡Y tú eres un obstinado! ¡Un mentiroso!

-¡Niños ya! ¡Dejen de pelear, son amigos, por favor!

-¿Rocco? (ambos).

-Sí soy yo, siempre he estado aquí, siempre los observo y cuido, y es la primera vez que los escucho hablar tan fuerte, y de esta forma.

-Discúlpame Rocco, pero Caterina es una terca.

-Discúlpame a mí también Rocco, pero Giovanni ¡es un tarado!

-Ya tranquilos niños. Déjenme preguntarles algo, una sola cosa y respondan con toda honestidad. ¿Qué es lo que más les ha gustado de esta semana? Respondan a la vez, sin pensar mucho, que hable el corazón.

Al unísono respondieron cada uno: “Pasar tiempo con ella” – “Pasar tiempo con él”. Ambos se miraron sorprendidos y algo tímidos.

-Lo ven, eso es lo que siempre quisieron cuando hicieron esta apuesta, pasar tiempo el uno con el otro, porque si uno faltase ya nada sería lo mismo, ¿cierto?

-Es cierto, cuando iba sola por las mañanas, todas las veces deseaba que él me estuviese acompañando, pero nunca se lo pregunté.

-Y yo, todas las veces que veía la luna, cada noche la veía a ella, la imaginaba a mi lado, haciéndome reír como siempre, conversando de todo y de nada a la vez.

-Lo ven niños, son muy buenos amigos, lo han sido y lo serán, jamás lo olviden. Acerca de sus sueños…recuerden que “los sueños que no aterrizan, no nos sirven” y punto.

-Te refieres ¿a qué soñar muy alto es malo? (ambos).

-No me refiero a eso (sonriendo). Les explicaré: Tener un sueño y vivir creyendo que es posible, pero no poner el alma para hacerlo realidad, eso es un sueño que no aterriza. Entonces siempre, siempre recuerden que los encargados de hacer realidad algo, cuando realmente se quiere y sabemos que vale la pena, somos nosotros. Cada uno es el piloto encargado de hacer aterrizar hasta el más anhelado e imposible sueño.

*
Luego de aquel día Caterina y Giovanni, disfrutaban con más intensidad los días de amistad que pasaban juntos, se apoyaban, se estimaban, se tenían afecto y mucho cariño, se entendían y comprendían, se peleaban pero se amistaban más rápido, y sobre todo se querían en demasía.

-Giovanni, Rocco me cae muy muy bien, debemos invitarlo a partir de mañana a sentarse con nosotros.

-Tiene toda la razón, su compañía y sabias palabras, son realmente reconfortantes.


Aldo Ríos Flores