lunes, 30 de abril de 2012

Mención honrosa


¿Alguien recuerda la famosa frase "dime con quién andas y te diré quién eres"? Para mi profesor de filosofía y psicología en secundaria la frase debía ser así: "Dime cómo piensas y te diré quién eres", ya que alguien puede andar con las personas con más vicios del mundo pero si ya está bien formada nadie podrá corromperla, al escuchar y reflexionar sobre esto realmente me convencí que así es como debía ser la frase, ahora nosotros sus alumnos solo debíamos aplicarla a la vida.

Hace más de 4 años que pienso que ni siquiera esta frase, incluso una de las más acertadas que he escuchado es la correcta, porque al final a una persona no la define lo que tiene, cuanto tiene, es mas ni siquiera lo que piensa o hace (muchos solo piensan y no hacen nada; y otros solo hacen pero sin pensar, sin una razón especial), para mí la absoluta y correcta frase debería ser: “Dime lo que amas y te diré quién eres”, quiero decir que esta no es para nada mi frase, la verdad no recuerdo de dónde la leí o escuché.

Y esta última frase sí debe ser la correcta por la única y simple razón de que las personas haremos siempre lo que amamos, por más difícil que estas sean y por más estrecho que el camino se torne para conseguirlas, además porque las cosas más importantes de la vida, no son cosas, sino personas, y por ellas haremos lo que sea cuando sea, de eso estoy muy seguro. ¿Alguien que ama a sus padres, hermanos, hermanas, familia, no daría su vida acaso por ellos, no estaría dispuesto a sacrificar su propia felicidad para que aquellos a los que ama también la consigan? Repito “dime lo que amas y te diré quién eres”.


Aldo Ríos Flores

jueves, 15 de marzo de 2012

Paseo por La Toscana


Me encantaría caminar por callejones infinitos
de lozas de piedra, flores y olor a madera puro
mirar una luna, tan gigante como el sol en la mañana
y perderme en los límites desbordantes de este cielo.

Contar las nubes por simple ocio, nada más
y darle forma a las estrellas,
que adquieren brillo inimaginable en tu mirar
y perderme en ellas hasta la otra vida.

Ven y pasea conmigo por las tardes y en las noches,
pues este retrato de mi mente,
no estará terminado completamente
si mis pies andan solos sin la guía de tus pasos,
si mis manos rozan solo al aire, con la ausencia de las tuyas.

El más hermoso de los sueños empieza al oscurecer,
y sí, quizás termina con el amanecer,
pero algo como esto no termina
aunque te arranquen los recuerdos.


sábado, 10 de marzo de 2012

Análisis literario: Las desventuras del joven Werther


"En el mundo no existe alegría más dignamente sincera que la de ver una gran alma que se le abre a uno" afirma Goethe en el Werther. Y, ¿qué pasa cuando el alma se cierra? ¿Hasta dónde desciende el ser humano cuando esa alegría se derrumba? La lectura del Werther, primera gran obra de Goethe, publicada en 1774, desarrolla todas las implicaciones de ese dilema, que es en últimas, una de las preguntas esenciales de la vida: el amor. Así, ésta es una novela de amor, o mejor, del deseo de amar, con todo lo trágico que ello implica. Fue tal la influencia que logró Goethe con esta novela de romanticismo intimista, que en su tiempo una gran cantidad de suicidios por amor se vieron "favorecidos" de alguna manera por la lectura del Werther.

* Esta novela de Goethe sobre un joven llamado Werther, que se enamora de Carlota desde el primer momento en que la ve, al pasar el tiempo y volverse su fiel amigo y confidente, ve en ella cada vez más razones para amarla con intensidad, incluso parece ser que su amor es correspondido, pero a la vez este idilio guarda lo imposible, su amada Carlota está prometida con un joven del pueblo llamado Alberto, guiado por el admirable respeto y devoción que este joven tiene por su amada, decide frenar sus deseos de amarla en público, sin embargo decide seguir viéndola y disfrutando todo lo posible el tiempo con ella, cosas que los unían tanto; como su amor por la música, la literatura, sus convicciones sobre la vida y otros temas, el cariño de Carlota hacia sus hermanos y niños, la admiración que ambos compartían por la bella naturaleza. Es una obra que explica con más "exactitud" si hace podemos decirlo, el sentimiento llamado amor, narra y explica todo lo que siente el ser humano al enamorarse, tanto física como espiritualmente.

Es tal el respeto que Werther también le tenía a Alberto, el prometido de Carlota, que ante su llegada se convierte en un gran amigo de él, al descubrir que ambos también comparten ciertas aficiones e intereses comunes, aunque algunas veces reñían por sus opuestas ideologías sobre ciertos temas, uno de ellos, el que más resalta en la obra: el Suicidio.

Goethe expone su argumento sobre el suicidio a través de la voz del joven Werther, explica que así como el ser humano al ser abatido por una mortal enfermedad, aunque tenga todo el deseo y ganas de vivir, si su efímero cuerpo agotado no se lo permite, no hay nada que hacer mas que aceptar la muerte. Entonces ¿qué pasa si el alma misma se ve afectada por un abatimiento tal que desgaste todas sus fuerzas y energías, hasta el límite de hacer que el individuo vea como única resolución posible, la muerte?

Las cada vez más constantes discusiones con Alberto lo alejan de él, y su amor restringido hacia Carlota hacen que la visión de Werther hacia la vida y el amor cambien, como sus últimos intentos por hacer que lo elija a él como su único amor fallan, ya que Carlota con todo el pesar de su alma le pide que dejen de verse, entonces se ve sumergido en la absoluta depresión, explicándole su situación a su mejor amigo Guillermo, semanas después opta por visitar por última vez a su amada Carlota, en esta visita Werther le lee su libro favorito, los recuerdos que tenían ambos, como las largas charlas en el jardín, las tardes que pasaban con los niños, los días de escuchar hermosa música, vienen a la memoria de ambos como estrellas fugaces que colisionan contra estos afligidos corazones, provocando una serie de dulces abrazos y besos entre ellos, pero también ocasionando que Carlota decida encerrarse en su cuarto movida por el cariño y respeto hacia Alberto. He aquí el último y desesperado intento de Werther reclamando el amor de Carlota, fracasando de nuevo, le explica sus intenciones de irse de viaje muy lejos para ya no regresar, hablándole a la puerta esperando que ella lo escuchase, antes de irse espera al menos un 'adiós' de quien ama tanto, pero no obtiene nada y se va.

Werther termina asuntos pendientes, le escribe una carta a su amigo Guillermo y a su madre, y también una a Carlota donde le explica la razón de su resolución, diciéndole también que a donde va, él la espera, porque aún guarda la esperanza que quizás en la otra vida, puedan amarse tanto como no pueden en la que ya se encuentran, y además lamenta tanto no haber podido tener la oportunidad de dar su vida por alguien a quien ama. Le escribe una nota a Alberto pidiéndole que la haga feliz, porque solo así será bendecido de la gracia de Dios. Al día siguiente se da un tiro en la cabeza, lamentablemente esto no lo mató, solo aletargó su sufrimiento hasta el mediodía, momento en el que finalmente deja el último aliento de vida.


Aldo R. F.

sábado, 18 de febrero de 2012

Lazos de hierro


Lazos de hierro


Una gran ocasión,
inolvidable hazaña,
una serie de eventos,
una fina tela anudaba este lazo.


Cada paso tomado,
cada senda trazada
y cada huella dejada
fortalecían ineludiblemente este lazo.


Casuales reuniones,
improvisadas salidas,
escasas palabras,
pero eternas miradas,
amurallaban cada vez más este lazo.


Sinceras sonrisas,
sin fin de emociones,
perennes caricias,
inmensidad en un beso,
fortificaban a prisa este lazo.


Vigor de un abrazo,
consentido y mimado,
felicidad de tu dicha,
nostalgia de tu melancolía,
reconfortaban con magnitud este lazo.


Lo mejor de mis días,
las tardes más deseables
y las noches irreemplazables,
perduran rejuveneciendo este lazo.


El ayer, es pasado,
el hoy, lo es todo
y el mañana, es una ilusión,
pero este lazo es de hierro,
es una Cadena,
indestructible.

lunes, 13 de febrero de 2012

Una triste verdad: La ilusión de lo eterno


Nunca entendía porque algunos se juraban amor eterno, ¿Cómo pueden dar algo que no tienen? ¿Pueden prometer eternidad incluso conociendo nuestra efímera mortalidad? ¿O es qué lo han olvidado? Bueno ya ni hablar de los que se prometen amor a los días de recién conocidos. Por fin entendí que los que si se quieren y aman de verdad, se lo prometan o no, al menos lo imaginan o lo esperan con esperanza, y se dejan seducir de esta increíble sensación, que hasta puedes perderte en ella, y no, no está mal dejarse envolver por esto, ¿Quién no quiere pasar el resto de sus días con la persona que ama? ¿Quién no desea tener la dulce esperanza de que esto sea posible y solo con la fuerza de su amor mutuo e incondicional? Todos.


El problema es que la sociedad de nuestros días y los filmes de nuestros tiempos están tan podridos de falsa esperanza, les enseñan que ir corriendo tras “el amor de su vida” es demasiado fácil y que con solo palabras bonitas les convencerán de desistir en alguna decisión ya tomada, lo único que destaco de esto, es que al menos enseñan que si algo es tan importante en tu vida, luches y agotes toda posibilidad por no dejarlo marchar, pero en la Realidad, no es tan sencillo, la vida no está escrita en un maldito guión, a veces si debes dejar marchar a las personas para que sean felices (y no por estupideces como: “si la amas, déjala ir”) y aunque duela en lo más profundo de tu alma, si la tienes, si es verdad que quieres tanto a esa persona su felicidad seguirá siendo tu prioridad aunque ya no seas tú la causa de ello, y ¡sí! la verdad tanto nos gustaría pensar que fuésemos la causa de ello, la vida no es justa ¿pero al menos aún está en tu vida no? Tal vez ya no seas gran parte de su vida, pero sigues siendo parte de ella, y si tanto te importa ve y consíguele algo de felicidad, al menos una sonrisa, esas que siempre te levantaron cuando estabas triste, ya no seas un llorón, sal y ayúdale.


*Para San Valentín, ente inexistente y trivial que tanto alborota las almas cada 14 de febrero.

lunes, 23 de enero de 2012

El viajero y la expedición de ensueño


¡Sigue caminando, sigue a tus pies! Es lo que me digo cada mañana, lo que susurro antes de dormir y lo que grito cuando caigo. En el mundo de allá afuera, en mi mundo aquí dentro, me encontraba solo, con metas, ideales, principios, convicciones, amigos, familia, una casa, una mesa, sí, con casi todo, sin embargo dormía para despertar, pues vivía en un sueño, ya que antes golpeado por las mismas ilusiones que yo mismo había creado, y que pensé en algún momento que eran reales. Decidí indiscutiblemente vivir la vida que todos viven, esa vida a ojos abiertos en la que todos nos encontramos, hasta que cierto día, escuché una leyenda.


Todos los charlatanes engreídos gritaban por todas partes: “Así es señores, yo daría mi vida entera por conseguirla, dejaría todo atrás por ir a buscarla, regalaría todo lo que me queda de vida por contemplarla y hasta vendería mi alma por saber que existe realmente”, deshonestos fanfarrones, solo me preguntaba cómo serían capaces de todo eso si ni siquiera lo habían intentado, si ni siquiera habían ido en su búsqueda, si ni siquiera la conocían. Por cierto lo que todos buscaban era una flor, la más hermosa de todas, única en todo el mundo, tan poderosa en sí misma que se dudaba de su existencia, pues nadie jamás la había visto o tocado, simplemente se conocía todo lo que causaba en el ser humano, pero nuestra naturaleza, lamentablemente nos hace desconfiar de lo que no vemos o conocemos.


La naturaleza humana, la nuestra, también nos hace ser terriblemente curiosos, y sí, también ilusos, porque aunque la mente nos diga que no es buena idea perseguir algo de lo que ni siquiera estamos seguros, el corazón nos hace aferrarnos a esas cosas, a seguir nuestros sueños y continuar. Las semanas siguientes, invertía todo mi tiempo conversando con muchos viajeros, me seguí topando con charlatanes que no tenían idea de lo que decían, solo repetían lo que escuchaban, pero algunas veces me encontré con aquellos que lograron describirme casi a la perfección lo que su cuerpo y alma, tanto física como espiritualmente habían sentido, eso hizo crecer aún más mi esperanza, de que algún día, y esperaba que muy pronto, yo comenzará mi viaje en búsqueda de tal felicidad.


Recuerdo todavía cuando fue que finalmente tome la decisión de ir a por esa extraña flor, me encontraba sentado, teniendo casi todas las cosas para ser feliz, no obstante padecía de un singular mal que me consumía día a día, un eterno vacío que no me hacía nada bien, tenía que hacer algo al respecto. Tal como lo imaginé, el viaje amenizaba mi alma, mejoraba mi humor, ganaba muchas experiencias, aprendía muchas lecciones y también conseguí muchas más y buenas amistades.


El hacer todo lo que hago o quiero hacer con esfuerzo y muchas ganas, se ha vuelto mi forma de vida, no solo eso, es un estilo de vida, hacer lo correcto aunque eso no me haga rico o famoso, es lo que yo creo que es correcto, y dicen que la mejor almohada para dormir, es una buena consciencia. Otras cosas sobre mí, como mi ciega e ilusa fe, mi inagotable esperanza, la extrema confianza en los demás, mi facilidad para perdonar rápidamente y mi sereno carácter, signos de debilidad para muchas personas, ciertas ocasiones se convirtieron en fuente de dolor que solo arremetieron contra una sola persona, contra mí.


Pocas veces he creído estar cerca por fin a la legendaria flor, era tal como me lo habían narrado los buenos y honestos peregrinos, en serio la sensación de satisfacción por haber conseguido tu felicidad es indescriptible, pero se olvidaron de decirme algo, para conseguirla, tú tenías que dar mucho más y sin esperar algo a cambio. Luego lo entendí, no me lo dijeron, pues permitieron que yo mismo lo descubriese, ahora veo porque los charlatanes hablaban y hablaban, y al escuchar sus palabras solo sentías una fría brisa en los oídos, pues no provenían del corazón.


Cuando estaba listo y decidido para renunciar a toda esperanza de encontrarla, apareció como un fulgor resplandeciente, inundó todos y cada uno de mis sentidos, iluminó todas las grises esquinas de mi ser con una potente tonalidad de colores sobrenaturales, sentí como lo demás simplemente se opacó, apostaría cualquier cosa a que las flores en su presencia no florecen así sea la primavera más poderosa, los vientos no soplan; al contrario la acarician suavemente, el cielo palidece ante tanta magnitud, la tierra tiembla orgullosa por sentirla en ella y hasta la más fría de las cosas se enternece y conmueve solo con verla. Tal era mi sorpresa al indagar mis alrededores, no encontraba la flor. ¿Entonces que avivó todas esas emociones en mí, todo este tiempo? ¿Me había quedado yo dormido un momento? ¿Es tan solo una ilusión causada por la belleza y calma que inspiraba el lugar? ¿Qué fue entonces?


Seguí caminando y sobre mí se alzaba el sol, el más naranja que había visto, tanto era su brillo que parecía incendiar a las nubes mañaneras a su lado, percibía el viento fresco en mi rostro, notaba la firme tierra sobre mis pies mostrándome el camino a la gloria, me dirigía a la montaña más cercana del lugar, una de las más majestuosas del planeta y sin mencionar que era la más difícil de escalar. Ya todo eso no importaba, mi intuición me decía que a donde me llevaran mis pies, la encontraría al fin, y todos los riesgos que correría, valían la pena y mucho más, solo continué.


Estaba por llegar a la cima, de más está describir el arduo camino que pasé hasta llegar donde estoy, solo los viajeros, fieles de la verdad, conocen y conocerán todo por lo que tuve que pasar, no fue nada fácil, pero totalmente confortable. No desviaba la vista del frente, quería ser el primero en verla, quería ganarles al cielo, al viento, a la tierra incluso al mar. Esa bella imagen que penetró a través de mis ojos y llegaron hasta mi alma, ocasionó que mi corazón se acelerará a mil por hora, el tiempo sin dueño parecía detenerse sin problemas, su sonrisa estremecía mi ansioso corazón, su temple irradiaba vigor y ella en toda su esencia, eran la promesa de la felicidad.


No era una flor al final. Al lado de una misteriosa amapola, se encontraba una linda chica, una hermosa mujer, ya la conocía, era ella quien me acompaño desde hace mucho, y hacía tanto bien por mí sin que me diera cuenta, fue con ella con quien me encontraba cuando pensé que encontré la flor, fue ella quien me salvó y me hizo perseverar, fue ella quien me devolvió las esperanzas y me regaló ilusiones, fue ella la de mis sueños y yo que no me di cuenta que ella fue la causa de todo lo que enterneció mi espíritu, ¡era ella! La chica a quien le gustaban las amapolas. Ahora sí entendí todo por completo, lo de la flor era una metáfora, lo que todos buscaban era el amor en el estado más puro, que no se ve ni se toca, pero se siente, que da ilusiones sin la garantía de hacerlas realidad, el que te empuja hacia tus sueños, el que te colma de esperanza. Es ella la que me transformó en amor y fe.


Aquel día al llegar comprendí que incluso si no la encontraba el salto de fe que di al buscarla, valía toda la pena y ahora que la tengo, la vale más, el amor es un riesgo que solo nosotros podemos decidir correr, pero que vale más la pena cuando se ama de verdad, y crece mucho más cuando es correspondido, pues no es un dar para recibir, ya que existen los no correspondidos que solo viven para dar, aunque sea de los más dolorosos. Por eso viajeros, ustedes que ya lo encontraron, siéntanse afortunados, sean benditos por lo que han recibido y atesórenlo pues los buenos amores solo son una vez, y a los que todavía no lo encuentran, tengan fe que cuando menos lo esperen, este llegará.


Desde ese día en la montaña, me encuentro a su lado, ella definitivamente llenó todos mis vacíos, esfumó todas mis dudas, alegra todos mis días y yo lo único que quiero en la vida, es poder devolverle el doble o más de lo que me da.

viernes, 30 de diciembre de 2011

En el refugio del misterio


Guardo todos tus detalles
en los rincones más soleados
y esquinas más radiantes
del escondrijo de mi alma.


Ahí están tus palabras,
besando mis oídos
en cada gota de memoria
que se aloja en mis recuerdos.


Están también tus caricias,
estrechando mi pecho
contra tu intenso y apasionado
corazón desbordante.


Están además tus besos,
resonando en cada porción de tiempo
a lo largo de mis días
recordándome este idilio.


Allí también custodio,
la imperecedera miscelánea
de emociones
que mi cuerpo y espíritu
sienten con tu vasta presencia.


Y estás también Tú,
invocada como ente fascinante
en los ocasos que nos vemos
e incluso en los crepúsculos
en los que te extraño.


Pero sobretodo está allí escondido,
todo el amor que te he dado,
y él que aún no se muestra,
se mantiene oculto y gigante
para renacer, la próxima vez
que mis ojos deleiten
sintiendo tu sonrisa
y mirada enternecedora
que tanto enciende mi corazón.


Para Amapola Negra.

Aldo Ríos Flores.