EL VACÍO
Escondido en el rincón más abismal
de mi alma, te alimentas del incansable
agotamiento del espíritu.
Mordaz ladrón de ilusiones y sueños
despojas de mí toda luz insaciable
que rige los pilares de la existencia.
Consumiendo cada chispa de certidumbre,
tu reinado se va engrandeciendo
hacia un lúgubre camino de duda.
Como agujero negro insufrible
extingues cada llama de fe
que este pobre ser ansia retener.
Es tu naturaleza abolir toda amenaza
o propósito jovial de vida pues
en la nada eres y en la nada existes.
Lo que no sabe tu engañoso genio
es la innegable magnificencia,
recia de valor y coraje puro
que guarda en mí la esencia
del más simple conjuro,
la esperanza.
No cometas el craso error
de negarme su belleza,
así que aleja tus inmundas garras
de mi noble fortaleza.
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